domingo, 3 de diciembre de 2006





DECIMO ANIVERSARIO DEL
ARCHIVO HISTÓRICO JAVERIANO

Alma Nohra Miranda Leal
Asistente


Las letras, como símbolo del misterio, tienen su poder creativo en las palabras. La escritura identifica al hombre. Simboliza una pérdida de presencia: la escritura llega cuando la palabra se retira. En su esfuerzo por encajar el espíritu y la inspiración, queda como un símbolo de la palabra ausente. Ferdinand De Saussure, fundador de la linguística moderna, señala que el “lenguaje y escritura son dos sistemas de signos distintos y que la única razón de ser del segundo es la de representar al primero”. Un lenguaje, escrito o hablado, que está impregnado de valores simbólicos, llámense imágenes, ideas, emociones, sonoridades, grafismos, gestos, etc., todo lo que expresa y lo que no expresa, cómo se conserva? En la memoria.

Qué bueno sería pensar en la memoria, como en el pino que casi siempre se nos es presentado como símbolo de la inmortalidad, de longevidad, que sin importar la estación, su verdor permanece. Por ello se convierte en el símbolo de la navidad. A diferencia de este, del pino, la memoria es un misterio, pero está ahí, lista para ser hallada, basta abrir la puerta y descubrirla. Es el ingreso a otra vida, a desentrañar el pasado, hallar otras realidades. La memoria es pues la puerta de acceso a la sabiduría. Es como el grano que al abrirse proporciona las riquezas encerradas en los seres humanos. Como aquel árbol sagrado de Egipto, el sicomoro, que crece en los jardines de las riberas del Nilo y que simboliza la seguridad y la protección de lo que bajo él se conserva. Basta cruzar el umbral para descubrir las virtudes y errores del pasado. He ahí la sabiduría.

La herencia quedó instituída hace 459 años, por un burgalés de 30 años, Juan Alfonso de Polanco. Es el año 1547. Filósofo, primer Secretario de la Compañía. Mente organizada, estructurada, claro, lúcido, exacto, con inmensa capacidad de trabajo y con una misión histórica que él mismo instituye: “..conservar todo lo que importa y suplir la memoria, que de sí no bastaría. Cuanto a las personas… cuanto a las cosas: comenzando desde los principios de la Compañía, y siguiendo la orden de tiempos y lugares, diciendo desde antes que fuese la Compañía constituida y confirmada lo que hubiere de notable; y así mismo después de la confirmación, con el orden dicho de tiempos, empresas y lugares”

Memorias, letras que se unen, palabras, ciencia, pensamientos. Escuchar el sonido audible e inaudible de las palabras como manifestación de la inteligencia o ineptitud en el lenguaje de los seres humanos. Papiros, conocimiento, documentos, libros, sabiduría, papel, revelaciones, tintas, huellas, plumas, instrumentos; todos, memoria de un pasado que nos toca. Y nos toca, porque la misión no se termina, debemos continuarla.

Los aniversarios simbolizan las fases señaladas del ciclo de la existencia y en el sentido propio de su etimología, los años giratorios.

Un año, bodas de papel;
cinco años, bodas de madera;
diez años, bodas de hierro;
veinticinco años, bodas de plata;
cincuenta años, bodas de oro;
sesenta años, bodas de diamante.

Estamos cumpliendo diez años, son las bodas de hierro. Y qué bien que suena: “Bodas de hierro”.
“Sapientia edificavit sibi domum”, “La sabiduría edificó para sí una morada”. Estas palabras que se nos tornan familiares son bíblicas, están contenidas en el libro de Proverbios, capítulo 9, versículo 1. Una casa llena de vida. El ser interior de la Universidad. No es un eclipse que marca una desaparición, por el contrario, es la “MEMORIA VIVA” como decía nuestro anterior Rector, Padre Gerardo Arango Puerta, quien nos llamó a trabajar con él en el año 92. Su visión de largo alcance, nos permite cumplir hoy diez años. Depositó su confianza, creyó en el proyecto y en quienes se lo proponían. Todo es posible de realizarse, basta la voluntad y el conocimiento, si no que lo diga su frase al comenzar nuestro trabajo: “Resuélvanme el problema, pero no me pidan un lugar, ni plata, ni gente.” Más adelante, en circunstancias muy particulares y teniendo por testigo al Padre Del Rey, nos dice “Ustedes qué se creyeron, que me van a montar una Secretaría General adjunta a la del Padre Jaime Bernal?” Solo que él sabía que esa Secretaría adjunta, como él la denominara en ese momento, era la MEMORIA de la Universidad, su Archivo Histórico. Y en nuestros sueños porque la Universidad tuviera un lugar digno de su historia, nos escuchó, lo planeó y lo defendió.

Más adelante, su sucesor, el Padre Gerardo Remolina consolida el proyecto y lo fortalece. Hemos recibido su apoyo incondicional, podríamos decir que como una causa propia lo ha defendido en todos sus años de Rectorado. De él hemos aprendido, entre muchas otras cosas, a continuar perseverando. Y solo a un humanista como él, se le podía ocurrir que la memoria Javeriana llevara el nombre de uno de sus ilustres hijos, el Padre Juan Manuel Pacheco. Hombre devoto, humilde, trabajador, investigador, historiador de la Compañía de Jesús.

En fin, la tarea ha sido posible. Con el viento en contra, la tempestad que azota el barco casi hasta el naufragio, así como cruzaron el mar océano y arribaron a las costas nuestros antepasados, el Archivo Histórico Javeriano comenzó igual: sin un lugar, sin personal, sin plata.

Solo la fe, el conocimiento y la voluntad, de los que nos atrevimos a soñar, dieron resultado. Ese fue el reto. Y lo hemos cumplido.

“No siempre la ganancias se pierden con tristeza, y está bien que para evitar la muerte se entreguen las riquezas. “

La anterior frase hace parte de la descripción de nuestro símbolo “POBREZA SABIA”. Símbolo que, con visión también nos ayudó a buscar y a encontrar el Padre Fabio Ramírez, en el libro “Imago”, del primer siglo de la Compañía de Jesús, año 1640.

Debo decir que nadie nos presentó. Con un poco de desconcierto, al ver rondar por los rincones de la Rectoría a dos señoras, en busca de un sitio en dónde sentarse a pensar y visionar un proyecto a largo plazo, había quienes, de pronto, nos decían “Hablen con el Padre Fabio, pero tengan cuidado porque ese Padre es muy bravo”. Ante alguna pregunta que teníamos, nos decían “eso pregúntenselo al Padre Jaime Bernal, él lo sabe todo”. El Padre Bernal, de prodigiosa memoria, sencillo, sabio. De él hemos aprendido un valor inigualable: la prudencia. Ahora ha entregado el bordón al nuevo Secretario General, Dr. Jaime Cataño. Así, un poco a la expectativa, pero con más voluntad por el quehacer archivístico, los buscamos y conversamos. Obviamente las percepciones no fueron ciertas y este es el resultado.

Hoy comenzamos otra etapa. La visión para los próximos diez años es mantener el liderazgo en los archivos universitarios e históricos en el país y más allá de sus fronteras. El reto no es solo nuestro, es de todos.

Pero no solo ellos han sido nuestros mentores. También hemos tenido maestros, que permítanme decir, consideramos nuestros amigos. Hablo de los Padres José del Rey Fajardo y Francisco de Borja Medina quienes no solamente nos han aconsejado en muchos aspectos del quehacer archivístico sino enseñado sobre el gobierno de la Compañía antigua y actual, sus documentos, Constituciones, ciencia y cotidianidad.

Agradecemos a todos ellos y a la comunidad javeriana Académica, Administrativa y del Medio Universitario, su colaboración y el habernos permitido cumplir estos diez años.

Me permito terminar con las siguientes frases contenidas en el Libro de Esdras:

“Y esta es la copia de la carta que enviaron… (Esdras 4:11)” “Para que se busque en el libro de las memorias de tus padres. Hallarás en el libro de las memorias, y sabrás que… (Esdras 4:15)” “Cuando la copia de la carta del Rey se leyó…(Esdras 4:23)” “Entonces el rey Darío dio la orden de buscar en la casa de los archivos, donde guardaban los tesoros allí en Babilonia. Y fue hallado en Acmeta, en el palacio que está en la provincia de Media, un libro en el cual estaba escrito así: “Memoria: en el año primero… (Esdras 6: 1-3)”

Como vemos, hasta el Libro Sagrado, la Biblia, nos hace pensar en la memoria. La fe y la mística nos sostienen ante la adversidad. No olvidemos que el ahora ya es historia.

Cierro con una frase del Padre Remolina en la inauguración del Primer Encuentro de Archiveros e Investigadores de la Historia de la Compañía de Jesús, en el año 2001: “No podemos olvidar que la historia de la Universidad Javeriana está íntimamente ligada a la historia de la Compañía de Jesús en nuestra patria y absolutamente inseparablemente de ella.”

QUE SE PIERDAN PARA NO PERECER *

¿Te das cuenta? Incubó el negro mar horrenda noche.
Vientos contrarios zarandean el tenso velamen.
¡Dios mío! ¿Qué hacer? El aire se encrispa escindido por el trueno;
los rayos estallan a menudo con furioso resplandor
y es inminente la experiencia de una muerte cruel.
¡Pobre de mí! Está la nave entera a merced de las olas.
¿De qué me sirve sobreaguar, ahora que regreso rico desde las costas orientales
si a pesar de ello, mientras me mantenga a flote, soy carnada de ávidos peces?
Mi fortuna en oro y plata que traigo en mi regreso
(conseguida después de la muerte cruenta de mi señor)
toda ella se convertirá en botín de este océano voraz.
A pesar de todo, adiós a ella porque es mejor que me proteja.
Partid, dijo, como piadosa ofrenda a Nereo y el padre océano
porque si mal no estoy, las ofrendas casi siempre aplacan a los dioses.
Así se expresó y adolorido se desprendió de todo el oro acumulado.
Enseguida se esfumaron las nubes y regresó la transparencia del día.
Maravilloso efecto de una fe vacilante que logra la salvación segura
cuando se ofrendan los bienes ciertamente con los que ya no se cuenta.
No siempre la ganancias se pierden con tristeza
y está bien que para evitar la muerte se entreguen las riquezas.

* Poema que acompaña el símbolo del Archivo Histórico Javeriano Juan Manuel Pacheco, S.J. “Paupertas sapiens” tomado del Libro del Primer Siglo de la Compañía de Jesús “Imago”, año 1640. Traducción de Jaime Escobar. (Libro que se encuentra en la Biblioteca de Filosofía y Teología Mario Vanlenzuela, S.J. en la Pontificia Universidad Javeriana)


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